top of page

MANZANARES IZQUIERDO, JORGE

 

A pesar de ser una persona normal, siempre he destacado por mis raros gustos religiosos. Bueno, raros no. Simplemente, respeto bastante las religiones aunque no comparta lo que procesan por lo general. Pero, lo cierto es que, debido a mi interés, me he labrado una reputación que no me define realmente, aunque asumo en parte porque viene de mis mejores amigos.

Incluso justificando eso, lo cierto es que he procurado ir un poco contracorriente de los demás, cosa que ha provocado que me enfrente a situaciones no deseadas en alguna que otra ocasión, aunque sin mayores repercusiones.


 

Por lo general, al ser hijo único, se puede decir que me han consentido más de la cuenta, aunque por suerte, mientras he ido creciendo, por iniciativa propia o gracias a mis amigos, he ido siendo consciente de que era uno más que debía labrarse su propio futuro. Aún así, he de confesar que nunca me ha faltado de nada y he sido un pequeño privilegiado en alguna que otra ocasión, teniendo en cuenta que soy de clase media más tirando hacia baja.


 

Desde pequeño me ha gustado llevar el pelo largo. Y es precisamente en edades tempranas cuando más mis compañeros de clase se metían conmigo, incluso llegándome a llamar “nenaza”; ahora envidian mi melena. Para paliar mi fina tez y hacerla más madura y adulta, he decido ir dejándome una pequeña perilla de chivo saliendo desde la barbilla, más que nada a ver si ligo más. Aunque, realmente, sólo quiero que se fije una.


 

Dicen que es extraña, que le va lo oculto y lo paranormal, que es capaz de echar una maldición a quien la moleste demasiado o que incluso sabe brujería avanzada. ¡Menuda panda de gilipollas!

Ella es preciosa. Cierto es que no se relaciona mucho y que comentan que tiene un extraño don, algo que incluso ella misma me dijo no hace mucho, pero de ahí a llamarla bruja... Vale, que tiene varias brujitas en su cuarto dispuestas aleatoriamente, e incluso una a tamaño real, pero de ahí a llamarla bruja...

La gente teme aquello que no comprende; a mí me fascina, aunque guardo mucho respeto sobre el asunto.


 

Es una lástima, pero parece que no me hace mucho caso. Seguramente no le atraiga ni le interese más allá de la mera amistad, pero yo no puedo quitármela de la cabeza. Mis amigos ser ríen con el tema, y aunque les sigo la corriente casi siempre, la mayoría de las veces me enervo lo suficiente como para que se me note el malestar.

Para mí ella es un ángel a quien cuidar y amar, pero también alguien de quien aprender y mejorar como persona, y eso parece que no lo acaban de entender. Aún así, siendo sincero, mis amigos también se muestran respetuosos cuando hablan con ella y realmente sé que muchas de las cosas que dicen lo hacen a modo de broma. Lamentablemente, hay alguien en el grupo que se lleva más palos que ella. Él es nuestro amigo y debemos ayudarle y protegerle. Quizás ella deba espera... un poco... bueno, no mucho... De esta semana no pasa.

Jorge Manzanares Izquierdo
bottom of page